LA VAQUITA

¿Te sabes el cuento de la vaquita?

Apuesto que no.

¡Per qué va, amigo! Nada de leche ni carne.

Maldita sea, solamente piensas en comer.

¿Alguna vez pensarás como un ser que no dependa de sus necesidades básicas?

Perdóname por suponer que le pondrías pausa a las cosas innecesarias que haces y me escucharías por mínimo cinco minutos.

No, no te preocupes, yo creo que necesito salir de este café e ir a un lugar menos… digamos que menos… cómodo.

Gracias por nada.

¿Y tú? ¿Conoces el cuento que la vaquita?

No, no lo inventé, lo vi en un programa de televisión y me cambió la vida.

¿Te cuento el cuento o lo que me hizo reflexionar?

¡Cómo quieras, joder! Pero es mucho más interesante el cuento en sí mismo que mi experiencia… Al final del día soy solamente un humano más en este mundo, no hay ninguna necesidad de que…

¡Ja já, te escuchaste como mi madre cuando inicio un proyecto nuevo y quiere darme ánimos para que haga por fin algo de mi vida!

No, mi mamá me mantiene. ¿A poco tu si trabajas?

¡Trabajar es una burrada! Una burrada necesaria, a decir verdad.

I mean… cuando me senté en ese café y vi a dos chavos vestidos con las mejores marcas, tablets de última generación planeando su próximo viaje a Tokyo me dieron ganas de…

Si, de interrumpir mi camino.

Digamos que me gustaría que todo se resuelva de la manera más rápida.

A veces me desanimo y siento que no puedo, por eso no soy constante, ¿sabes? Sé que soy bueno porque me lo han dicho y cuando me propongo algo lo cumplo, pero…

Nada me detiene a seguir publicando vídeos.

¿Mis aspiraciones me superan? ¿Por qué lo dices?

Creo que tienes razón, todo tiene que ver con la mendiga vaquita.

Es demasiado cómodo y fácil tenerla en casa, porque resulta y…

Sí… igual que la escuela.

¿Entonces me dices que debería alejarme de aquellos lugares en donde los comentarios son cómodos?

Ajá, entiendo.

Eso fue justo lo que pensé con la vaca y el Tao.

Claro, amigo. Siempre he pensado eso. Para poder seguir y enseñarle al mundo lo que valgo tengo que sufrir.

Sufro cuando la gente no ve mis vídeos aunque vaya empezando.

Sufro cuando se acerca un evento importante y no puedo asistir porque no soy VIP.

Sufro porque no puedo darle mi mensaje a todo el mundo ya que mi plataforma es muy pequeña.

Sufro porque hago cosas que no me gustan justificando que con el tiempo lo harán.

¿Cómo me di cuenta que esto d los videos y mis escritos es diferente? ¡Pues súper fácil! Me di cuenta porque sufro.

En la escuela nunca he sufrido, con el mínimo esfuerzo saco un siete y si le pongo poco empeño, un 9 o 10.

La cosa con mis videos es que no me siento suficiente. Mi cara es horrible, me da mucha pena enseñar mis senos de hombre, mi voz está espantosa y repito la misma palabra una y otra vez…

Pues sí, en parte sigo haciéndolo porque siento que será un camino muy difícil.

¿Que por qué me aflijo entonces? No lo sé, siento que debo darle explicaciones de algo que me haga crecer y para el mundo, el único crecimiento es económico.

¡NO! Nunca lo he concebido así. Sí, me quiero dar a conocer porque creo que puedo aportar mucho al mundo pero el dinero, el dinero me da asco. 

Me gusta pero me da asco, digo, es un mal motor para hacer mover las ruedas de tu destino.

Creo que mi vaquita es la escuela, mi casa y mi dependencia económica en mi madre. Quiero sufrir y no porque la gente no me ve, sé que siendo constante llegaré a muchos lugares, te lo prometo.

Sí, otra de las cosas es que la única vez que me esforcé a lo máximo fue en esa clase de teatro.

Mi máximo fue una noche aprendiéndome mis diálogos.

Te lo voy a demostrar, te voy a demostrar que puedo y que voy a ser constante con mis videos, mi vida y mis estudios en teatro. Voy a hacer ese examen aunque ni me sienta suficientemente bueno.

Voy a hacer lagartijas hasta eliminar esos senos que nadie nota, solo yo.

Voy a salir con amigos, no encerrarme todos los días.

Voy a trabajar.

Voy a estudiar y aprovechar mi requisito de esfuerzo para poder canalizar esa fuerza en mis videos.

Voy a ser como yo soy.

Voy a ser importante.

Voy a dejar de estudiar algo que no me gusta.

¿Voy a extrañarlos? ¡Por supuesto! Pero si son mis amigos seguiremos saliendo y les deseo lo mejor.

Tengo 20 años y este año cumplo 21, voy a escribir más canciones, más libros y dejar de fijarme en los demás sino en lo que puedo mejorar de mí.

Voy a tirar la vaquita al precipicio.

Y mi mamá va a estar orgullosa.

Quiero dormir las horas que necesite satisfecho de que hice muchas cosas para lo que quiero.

Mis videos.

Mi marca.

Select Ishtar.

Mi yo real.

Eso me va a costar, pero me hace feliz.

Sí, ayer me sentía con ganas de ya darme por vencido pero he podido penetrar en la vida de muchas personas y poder cambiarlas, sé que puedo.

Mi motivación puede parecer egoísta, egocéntrica y materialista pero es lo que quiero, lo que soy y lo que sé que puedo dar.

Sí, Select Ishtar nunca me ha hecho sentir cómodo, he peleado tanto con él porque me hace salir de mi zona de comodidad.

Por eso lo amo.

Aunque parezca que es superficial, voy a hacer algo con esa voz que me presten.

Porque amo a la humanidad y la quiero salvar, ayudar a ser mejor.

Por tanto tiempo esperé ver a alguien que descubra mi talento y me ayude a salir pero esa persona soy solo YO.

Pues canto, escribo, tengo ideas, expreso, dibujo… todo con PASIÓN.

Nunca me he mostrado al mundo, me daba miedo y creo que a veces me sigue dando y por supuesto me seguirá dando en ratos.

Regresaré a leer esto, te lo juro.

GRACIAS, TAO.

VOY A LUCHAR, GRACIAS.

EL CUENTO DE LA VAQUITA.

Un Maestro de la Sabiduría paseaba por un bosque con su fiel Discípulo, cuando a lo lejos vio un sitio de apariencia pobre, decidiendo hacer una visita al lugar .
Durante la caminata le comentó al Aprendiz sobre la importancia de las visitas, así como de conocer a personas nuevas y diferentes, y las oportunidades de aprendizaje que nos brindan éstas experiencias.

Llegando al lugar, constató la pobreza del sitio; entre sus habitantes se encontraba una pareja y sus tres hijos que vivían en una casa de madera, estaban vestidos con ropas sucias y rasgadas, y no tenían calzado. Entonces el Sabio se aproximó al señor padre de familia y le preguntó: Si en este lugar no existen señales de trabajo ni puntos de comercio, ¿cómo hacen Usted y su Familia para sobrevivir aquí ?

El señor calmadamente le respondió: Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o la cambiamos por otros géneros alimenticios en el pueblo vecino, y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo, y así es como vamos sobreviviendo.

El Sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. En el medio del camino, se dirigió hacia su fiel discípulo y le ordenó al Aprendiz : " busque la vaquita, llévela al precipicio de allá en frente y empújela al barranco".

El joven, espantado, observó al Maestro, y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia . Pero como percibió un absoluto silencio por parte del Sabio, se fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria del joven durante algunos años.

Un bello día el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresó a aquel lugar para contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al sitio comenzó a ver todo muy cambiado, bonito, con flores y árboles frutales, todo habitado, con lujoso carro en el garaje de elegante casa y algunos niños jugando en el jardín.

El joven se sintió triste y desesperado al pensar que aquella humilde familia tuvo que vender el terreno para sobrevivir; aceleró el paso y llegando allí fue recibido por un señor muy simpático; el joven le preguntó por una familia que vivía allí hace unos cuatro años; el señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacía algunos años junto con su Maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor ( el dueño de la vaquita ): ¿ Cómo hizo para mejorar éste lugar y cambiar de estilo de vida ?

El señor, entusiasmado, le respondió: "Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió; de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos ; es de ésta manera como alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora ".

Fotografía de Dany Zoe.