EL FIN VI
BASE “SATURNO". EL DÍA DEL FIN.
Liz, Charlie y Harry, nombres clave, fueron los afortunados en la rifa de la base “Saturno", las únicas personas que no necesitaron nacer resistentes, especiales, inmortales o Venerables para merecer el sobrevivir el fin del mundo. Los tres participaron en la construcción de la base en diferentes maneras; Liz era la arquitecta principal en base “Plutón", la primera en saber lo resistente de su estructura subterránea y la más inteligente de, tal vez, todo el complejo. Su elección a entrar no fue azar, tanto ella como Los Venerables saben de las deficiencias en una de las bases, su única condición para mantener el silencio fue su selección.
Charlie es un chico de 21 años, elegido personalmente por un Venerable para su inclusión, un perfecto ejemplar del espécimen humano, Charlie tiene un coeficiente intelectual más elevado del resto, en el caso del fin del mundo podría ser un error y amenaza incluirlo pero, gracias a su habilidad de procrear fue elegido. Charlie tenía siete hijos, ahora muertos, y un problema enorme de alcoholismo. Al momento de anunciar que había ganado, Charlie abandonó a sus hijos y se dedicó las 16 horas de su día bebiendo en su bar favorito.
El último de ellos, Harry, es el único elegido al azar, Los Venerables no tenían información de él, ni siquiera sabían que había trabajado en la construcción de las bases como metalúrgico, desconocían la habilidad increíble de Harry para crear armas. Con 42 años de experiencia, Harry fabricó las mejores armas en su especie. Organizaciones enormes como La Crisis y El Monarca usaron algo del metal que él fabricó. Tal vez fue una enorme casualidad que fuera seleccionado entre tantos.
¿El fin del mundo? ¿No suena muy utópico? El mundo no se está acabando, era más bien final simbólico, casi bíblico. Es el fin de la humanidad a causa de un virus; un virus muy extraño, imposible de predecir. Aquel día sólo vieron el daño, el virus está creado fuera de este mundo, en una realidad no tan alejada a la nuestra y es esparcido por la tecnología, cualquier pequeño rastro de ella pondría en peligro el futuro de la humanidad.
El viejo Harry, seguramente el primer elegido a morir dentro de los sobrevivientes, supo desde un principio que el metal usado en la construcción de las bases era un nuevo compuesto químico avanzado en aislamiento de cualquier onda sonora y radioactiva; el virus es capaz de detectar incluso ondas de sonido imperceptibles en el ser humano y su medio de transporte es la tecnología; eso no lo sabe Harry. Su mente amargada y vieja sólo pensaba en tener una diversión, ¿Qué diría la jefa y todos al descubrir que había un pequeño celular dentro de la base de los más exclusivos? El sólo pensarlo le causaba risa.
A él nunca le importó el anuncio de bienvenida, con sólo saber que estaban prohibidos los celulares se siente satisfecho, ¿el fin del mundo? Bastante probable, pero no habría fin sin algo de diversión. Se tardó tres meses haciéndose una prótesis de aquel metal rarísimo, envió un metal similar para la construcción de otra base, un bloque solamente, nada importante, y se quedó con el bloque para hacerse una pierna y esconder ahí el celular. Nunca se preocupó por las páginas de internet que visitaba, ni siquiera por los anuncios que cerró o que dio clic.
Alguien, no muy lejos de ahí, un caminante del fin del mundo sabía del pequeño secreto de Harry. De sus dos pequeños secretos.
Sylvester, nombre clave, tiene 25 años, su nombre real es bastante conocido en todo el mundo. En su vida pre-fin era uno de los actores más prestigiosos del mundo, conocido por su memorable actuación como “Morgan" en una película donde el protagonista debía rescatar a su novia de algún señor que quería matarla y creo que violarla. Todas las mujeres deseaban ser su esposa y algunas su amante. Su popularidad lo iba a llevar a ser el protagonista de una historia bastante ambiciosa.
Llegó a base “Plutón" después de la primera lectura del guion; salió fascinado por su personaje, desde niño había soñado con ser un súper héroe y ahora tendría la oportunidad de ser uno en la pantalla. Al terminar su pequeña junta, caminó hacia su auto, no podía creer que, de ser un niño bastante pobre, se iba a convertir en el nuevo súper héroe más grande del mundo.
La vida de Sylvester siempre fue difícil, sus padres viajaron a Los Ángeles en los años en los que el famoso “Monarca" gobernaba con terror; jamás pudieron salir de ese infame lugar lleno de payasos y mariposas. Cuando el evento terminó, viajó para reunirse con ellos, sólo para enterarse de la muerte de ambos. La causa de la muerte fue el pánico, el miedo y un payaso asesino. Al regresar a su casa, pensó que jamás podría recuperarse del golpe de sus padres, pero lo hizo y ese papel sería también su ascenso a ser uno de los mejores actores del mundo.
Camino a su coche, notó algo extraño saliendo de las llantas, parecía un líquido viscoso amarillo; optó por no tocarlo y arrancó su coche, no tenía tiempo de pensar qué sería ese líquido pues tenía muchas líneas por memorizar. Así que arrancó su coche pero este no mañana, la pantalla táctil con GPS también estaba llena de este líquido. Sylvester prefirió salir del auto y pedir un taxi, al momento de sacar su celular para hacer la llamada, notó que no estaba en la bolsa del pantalón donde lo había dejado y corrió a los estudios para recuperarlo.
Al entrar al estudio notó que toda la gente, recepcionista, trabajadores habían desaparecido. No había ni un alma, no siquiera había seguridad presente, solamente había líquido viscoso en cada centímetro del lugar. Escuchó un gritó a lo lejos, un grito de mujer y corrió hacia la dirección de donde venía. Se escuchaba detrás de una de las puertas del estudio, exactamente donde habían tenido la primera lectura del guion, al abrir vio a la mujer. Aquella mujer iba a protagonizar la película a su lado, pero ahora yacía muerta en el piso
A lado de la mujer estaba de pie el productor de la película, su rostro estaba cubierto por un líquido viscoso amarillo. Inmediatamente lo reconoció, intentó buscar su celular, cuando finalmente lo encontró, estaba también cubierto de aquel extraño líquido. Quedó aterrorizado al verlo, no sabía qué era lo que más le daba miedo, si su auto y celular tuvieran ese líquido o que su jefe estaba parado a dos metros de él, observándolo como comida. Sylvester quedó simplemente congelado.
—No, él no.—Una voz salió de fuera de la sala de juntas, parecía proveniente de un lugar hueco y mágico. Sylvester quería voltear pero su cuerpo reaccionaba de manera diferente a su mente, pensaba que si dejaba de observar al productor, este se lo comería como lo hizo con su bella compañera. Finalmente pudo voltear sólo para notar que no había algún sujeto detrás de él. Volteó rápido la mirada para evitar ser comido; su cuerpo cayó al suelo al darse cuenta que no estaba el productor, en su lugar había un charco enorme de líquido amarillo, el líquido parecía tener vida. Salió antes de incluso intentar entender lo que estaba pasando.
—¿De qué se trata todo esto?
La señora a cargo de la base “Plutón” es Peso; una mujer de apariencia alegre y ojos de color azul, parecía algo sacado de una historieta, una mujer bella, amable y a cargo de 22 personas es algo que él jamás se hubiera imaginado. Sylvester recuerda el baño químico antes de entrar y las horas de sueño con pesadillas en su cuerpo compartido con Harry de Plutón, nombre clave. Cuando ambos despertaron, lo primero que leyeron en sus miradas fue una completa confusión y desconfianza.
—Se encuentran en la base más pequeña de toda la tierra, ustedes son afortunados de estar aquí, todas las personas que se encuentran fuera de está base, están muertos.
Sylvester notó que a Harry de Plutón se le salían algunas lágrimas, intento tocarme el hombro para intentar consolarlo, tal vez había perdido a sus hijos o esposa. Él había perdido la película de su vida por una cosa amarilla y viscosa, todos perdemos algo en nuestra vida. Cuando su mano tocó el hombro de Harry, Peso estaba delante de ellos, adornando su presencia con una enorme sonrisa y ojos abiertos tan grande que parecía no tener párpados.
—Señor Sylvester, en la base “Plutón” está prohibido el contacto entre personas de su mismo sexo.
—No, yo no quería hacer…
—¿Está seguro que no?—La mujer lo observaba con ternura y maldad, aquella mirada lo único que hacia era tentar a Sylvester en darle un puñetazo en el rostro.
—No lo haría si fuera usted.
Los 19 habitantes restantes observaban la escena con tanta incertidumbre y miedo que nadie notó que la balanza bajaba rápidamente.
Sesenta personas esperando el juicio en una de las bases más grandes del fin era un error para Dólar y sus dos ayudantes. Ella veía dentro de los sesenta a personas indignas de sobrevivir, para ella, su supervivencia era mucho más importante que la de cualquiera de los sesenta. Dólar había sido entrenada en uno de los peores campos de guerra del mundo, cuando Los Venerables le llamaron para hacerse cargo de una base, pusieron su fe en el futuro del mundo en sus manos, ella aceptó la responsabilidad que conllevaba y por eso había sacado las reglas de la base acomodadas en los intereses de cualquier Venerable. Seguramente la persona que llegaría cuando la balanza baje entenderá y premiará los esfuerzos de Dólar.
Los primeros en caer fueron James y Falcon, nombres clave. Los encontró masturbándose el uno al otro en la habitación siete, al pedirles una explicación dijeron que habían apostado y que no veían nada de malo en la conducta. Dólar al instante los exterminó. No tiene tiempo qué perder para hacer a “Júpiter” un lugar habitable. Los invitó a la sala de juicios donde, con ayuda de sus dos asistentes, fueron expulsados de la base.
Dos en un día, el juicio debería estar listo con veinte personas, faltan treinta y ocho. La tercera fue una mujer llamada Kathya, era la responsable de la apuesta de James y Falcon, el código Anti-Vida bien decía que cualquier persona provocadora debería ser determinada. El código fue inventado por los Anti-vida hace muchos años, al ser una especie extinta, se consideró que el código no debería ser usado para El Fin pero Los Venerables pensaban diferente. Se les pidió a cada señora leer el código y usar la información en beneficio al fin del mundo. Para Dólar, el beneficio del fin del mundo radica en eliminar a cualquiera que viole el código, aún sin saber de su existencia.
Los habitantes claramente temen a Dólar, sus medidas de control son increíblemente estrictas. Las mujeres y hombres no pueden tener contacto físico o hablado, deben comer una vez al día en parejas del mismo sexo, alimentándose entre ellos pues queda prohibido que cualquier persona tome la cuchara con la que va a comer. Las idas al baño también debían ser en parejas del mismo sexo donde debían verse orinar o cagar. Hay rotación de parejas cada tres días. “Júpiter" se convirtió en un día en el infierno en la tierra para casi todos.
Christian vive el apocalipsis de manera agobiante, con sólo 23 años, vive una vida tomando la mano de Jesús desde los cinco años, su madre y padre murieron frente a sus ojos por el demonio convertido en un líquido amarillo. Su misión es convertirse en un sacerdote, la religión fue un llamado que no pudo negar, simplemente le llegó cuando su abuela murió. El día que observó morir a su abuela tuvo un llamado de Dios; según él, Dios le llamó en un recuerdo. Le dijo que su única misión era sobrevivir y ahora es el tiempo para hacerlo.
Para Christian, las reglas impuestas por la señora Dólar eran bastante severas, el observar el pene de un hombre era grotesco y vergonzoso. En su primera ida al baño, tuvo que hacerlo acompañado de Dólar y Noah, nombre clave. Dólar le prometió que ninguno se movería hasta que terminara sus necesidades, se sintió sucio al terminar. Los designios de su Dios eran más difíciles de lo que podría pensar pero su fe y determinación movería montañas si fuera necesario, sólo debía aguantar un poco más. Sólo hasta que el juicio llegará, un juicio donde su Dios lo elegiría para el paraíso.
—Tu voluntad es fuerte, Christian. Pero si tu moviera montañas, yo las destruyó.
—Yo le voy a sacar el diablo del cuerpo, Dólar, se lo garantizo. Nuestro Señor jamás abandonará su alma.
—Hay un tipo de personas peores que los homosexuales, los religiosos que no sirven ni para hacer una buena mamada. ¿Vas a exorcizarme?
—No soy sacerdote, pero en estos tiempos desesperados, podría hacer cualquier cosa que nuestro Dios me pida para eliminar el mal para siempre. Estoy seguro que si te arrepientes…
—¿Sabe de qué me arrepiento?
Christian guarda silencio.
—Me arrepiento de haber aceptado está base.
—Es un designio de Dios.
—Si tu Dios me mandó un designio, fue para encontrar la manera de eliminarte. A ti y a tu raza.
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