PRIVATE GIRL - TOXICITRY

 PRIVATE GIRL 

CAPÍTULO 3: TOXICITRY

You wanna touch me, but I’m made of ice

Your hands look thirsty, I’m  your waterslide

If you can reach me, I will make you strike

Don't say you love me, ‘cause I’ll be your guard

—¡Corte! —Sylvester, nombre falso, fue nombrado en 2021 como uno de los directores más prometedores de la industria. Su trabajo, mostrado en festivales de cine, alcanzó el estatus de “niño genio” a su corta edad de 20 años. Sin embargo, un escándalo afiló las cuchillas y una fotografía apresuró la rebanada en el corte de su carrera.

 —¿Ahora qué, Sylvester?

 —Nada en particular, solo quería decirte que te ves deliciosa en ese vestido. Si se aventara una moneda a la fuente de los deseos por cada talento prometedor que arruina su vida por no saber controlar su fama, tendríamos ladrones saqueándolas todos los días. Genie se divertía entre tomas y cortes, pero, en realidad, solo quería terminar de grabar el video musical. 

—Tú sabes que después de este sencillo podré escoger el siguiente —Volteó a ver a Sylvester con esa mirada amenazante y sensual que le había otorgado su contrato en la disquera—. Así que te pido que dejemos la diversión para después y el “acción” para este momento.

Add that spice that I like about you

Toxic heart and a venomous rose

Your touch is addicting to have

My sight is now focused on you

—¿Así que realmente no te gusta “Toxicitry”?

—Ni siquiera es una palabra bien escrita, pero el productor es muy famoso por hacer hits, así que quieren que comience la promoción con ella.

I know you are toxic

Call me Toxicitry

Fall on your knees, and

Tell me you love me, please

—¡Corte! Cambio de vestuario.

Genie se había apresurado a su cambiador. En la industria musical y editorial, hay veces que debes desnudarte y realizar cambios de vestuario frente a todo el equipo de estilismo, maquillaje, peinado e incluso hasta del mismo director. Sin embargo, siempre se pagaba una hora extra a todos los presentes para esperar a Genie entre cada cambio. Algunos pensaban que el pudor la dominaba; otros se iban por la altanería.

—Sylvester, ayúdame a cambiar. Este vestido tiene veinte mil zippers.

Por supuesto, había excepciones. Como Sylvester, su hermana y su mánager, Noel. Cuando la situación se ponía difícil, no había más que ayudar a la estrella de pop naciente a sujetar los 40 ojillos de corset o a subir los zippers invisibles que, en palabras de Genie, son el peor invento del hombre. 

—Y… bueno –Sylvester entró al vestidor con una Genie desnuda de espaldas —. ¿Cuál será el siguiente sencillo?

—Don’t make me stare at you now, ‘cause I’m crazy for you —Genie comenzó a cantar mientras volteaba. Sus manos tomaban el vestido anterior a la altura de sus senos y sus ojos, con esa mirada, crearon un punto focal en la boca de Sylvester– . Bueno, tú sabes mejor que nadie que amo las baladas.

—Pero el público no —La boca de Sylvester parecía ir directo a la de Genie, siguiendo los exhalos entre cada palabra que cantaba.

—Entonces hagamos algo que le guste al público, ¿no?

You betta run, my quirky boy…