INSANITY - CAPÍTULOS III, IV
III
Querida Mel:
Aún no termina este día y ya me siento agotado. Los chicos me obligaron a escribirte porque, al parecer, soy el más cuerdo de los tres pero después de hoy lo dudo. Si, me he llegado a enojar bastante cuando alguna canción no me queda como deseaba o cuando un personaje de un libro que escribo no me queda como quería. Pero hoy, sentí rabia, tal vez por primera vez en la vida y eso me enoja aún más y me asusta bastante.
Soñamos con él, con Gerber, yo soy el nuevo y el prescindible y se que mi histeria no se equipara a la de Lex o Moses pero siento que nos estamos descontrolando. Por un momento me quedé dormido, creo, y olvidé lo que Lex dijo a los abogados. Se trataba de un montón de mierdas me dijo Moses y entonces entendí que no me había perdido de mucho.
Dientes afilados y una lengua como serpiente.
Enciérrame.
Writer.
IV
—¿Mamá?
La búsqueda del amor maternal no fue nada difícil para los tres. Tal vez era una necesidad que buscábamos y nos complicamos en el camino. Algún día nos preguntamos qué carajos sentíamos por Madre y después de haberlo escrito a Mel, comentándole nuestra idea del amor y la necesidad de éste, sentimos una enorme alteración en el cerebro y, de un segundo a otro, tuvimos nuestra primera crisis. Fue una muy pequeña, imperceptible pero con un enorme significado para los dos. Writer aún no se incorporaba al equipo, parecíamos conocernos completamente hasta ese día.
¿Qué es el amor sino sufrimiento, sacrificio, vulnerabilidad y debilidad?
Contestó la voz de Madre completamente fuera de lugar. Nunca llamábamos a menos de que hubiera algo más y en ese día había algo aún más que más.
—Vino un abogado del señor Gerber. Necesito que vengas.
<<—Dile que solamente tenemos tres días para…
<<—Carajo, Writer. ¿Quieres que le de un paro cardíaco?
<<—¡Cómo si nos importara, Lex!>>
Por supuesto que le importa. Lex ama a Madre, cada centímetro de él lo sabe y lo lamenta profundamente, Writer.
La voz de Madre crujía, se desplomaba tan rápido y vulnerablemente que Lex parecía llorar con ella. Su voz se partía en miles de pedazos que harían aparecer lágrimas de horror, de soledad y de advenimiento. Por supuesto que ella podría presentir que Gerber nos quitaría todo una vez que mi hermana, su único amor, se fuera de la casa. Parecía no importarle los años que la señora al otro lado de la línea le había dedicado. Las noches en vela que pasó limpiando cada rincón de la casa para que el señor se sentara a beber cervezas mientras platicaba cómodamente con su amante fingiendo ser un señor de mantenimiento en su empresa.
—No llores, mamá.
<<—¿Está llorando? Déjame hablar con ella, Moses, mierda.>>
—Voy a llamar a Ross para verlo hoy, por favor, no llores.
<<—¡Vamos a reprobar el examen!
<<—¡Eso es lo que menos importa, pedazo de mierda. ¿Qué no escuchar a Madre llorar?>>
Otro punto para Lex.
—¿Cómo está la abuela?
<<—Nada mejor que una pregunta llena de mierda para calmar los aires y hacerla llorar más. ¿No te avergüenzas de ser tan estúpido?>>
—Dile a la tía Ray que cuide a la abuela. Son sólo tres días, mamá.
<<—En tres días se puede morir. ¿No te das cuenta que ella se va para estar lejos de nosotros?
<<—Moses, habla con nosotros. Calma a Lex.
<<—Ahora no, Writer.>>
—Muy bien. Nos vemos hoy, me voy a adelantar con Ross.
<<—Por lo menos deja que me despida, animal.
<<—Está bien. Vas.>>
—¿Mamá? Te amo.
Lex colgó con un suspiro atragantándose en la garganta. Sentí una lagrima en nuestra mejilla y un enorme sentido de la confusión como si hubiera sido golpeado por un camión y me encontrara atrapado entre las paredes de un hospital tratando de averiguar qué accidente había ocurrido. Todo era difuso.
—¿Qué le dijiste?—me atreví a preguntar.
—¿No oíste, cagón?
—No lo recuerdo.
—¿No lo recuerdas, Moses?—preguntó Writer, asustado.
—¿Tú sí?
—Mmmmh…—Writer suele pensar en voz alta. Siempre haciendo que me pregunte si exteriorizar una duda va a hacer que la gente piense <<¡Oh, espera! El chico está pensando, démosle un espacio.>>. Hizo que pensara que Writer siempre lo hace, ha hecho y lo hará y eso es justamente lo que lo hace diferente a los dos y también es la razón por la que siempre lo hemos necesitado. Él piensa, Lex y yo aún no sabemos qué carajo hacemos pero lo apoyamos. Siempre hemos pensado que Writer ha estado conmigo desde que conocí a Lex o desde que nací. De pronto, una sensación de completa oscuridad me recorrió el cuerpo: generalmente cuando pienso cualquiera de los dos interviene pero mi mente estaba en blanco, igual que en el momento que Lex habló con Madre.
Writer negó con la cabeza.
—¿Qué dijiste, Lex?
—Solamente le dije que cuidara a la abuela.
Le creí. Muchas veces habíamos discutido por cuestión de privacidad y en unos segundos que la teníamos, nos volvíamos locos. Podría ser que un segundo en el que Lex se despedía de mi madre hubiera dado órdenes de explotar la bomba atómica. Imposible. Lex no podría saber que nosotros no lo escuchamos. ¿Dónde estuvimos mientras él hablaba? Eso fue lo que me dio más miedo considerar.
Writer también le creyó, supongo. No había pensado en su respuesta o, aún más aterrorizante, no la había oido.
Tampoco escuchaba a Lex. ¿Qué está pasando?
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